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FINCELINE One-Shot

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FionnaAisakaLee's avatar
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ONE-SHOT

Era una tierna mañana, el sol se colaba por las ventanas de la casa del árbol y un dulce aroma a pan se colaba desde la cocina. Finn abrió los ojos un poco y dejó que el aroma a comida  se instalara en sus pulmones. Sonrió.

Pronto se levantó y se metió a la ducha. Ésa mañana había despertado algo más raro de lo normal.  Cada sensación se le hacía más duradera e intensa, como por ejemplo, en ése preciso momento el agua cayendo por su cuerpo le daba un ligero cosquilleo, el cual jamás había notado antes.

Ignorando aquel hecho, saliendo de su santuario de vapor, se vistió y calzó como de costumbre. Agitó un poco su larga melena rubia que caía brillante hasta arriba de sus hombros por lo pesada y mojada que estaba y luego la agitó con fuerza riendo. Se puso el gorro y bajo a toda prisa hasta la cocina. Vio lo que supuso iba a encontrar.

- ¡Buen día, Jake!- gritó radiante hasta llegar a su lado- ¿Qué ha cocinado hoy, señor?- dijo imitando una graciosa voz grave.

- Pues fíjese que  nada para usted- respondió Jake agudizando la respuesta con una sonrisa.

- ¿Qué? ¿Po’ que?

- Pues ¿Qué se te ha olvidado, tontito?

- ¿Se me ha olvidado qué?

- Pues tu desayuno con Marceline, le prometiste que no la dejarías desayunar sola, picarón.

- Ah, claro…- Jake tenía razón, hace tiempo que le había dicho a Marceline que desayunaría con ella ése preciso día. Era extraño que solo él supiera que era el cumpleaños de la reina vampira, de cierta manera nadie tenía idea de la fecha real, por lo tanto se veía obligado a acompañar a su amiga en su cumpleaños. A decir verdad no era que no le gustara o mucho menos que lo incomodara pero realmente se sentía nervioso cuando las cosas se tornaban en torno a Marceline. Y aun siendo vampira, demonio y todo eso que normalmente a un pondría con la piel china a él lo que le alteraba era una cosa totalmente diferente, fuera del miedo, se ponía tenso al verle ¿Por qué?  Porque en los últimos años  el verle era une felicidad inédita.  Eso era lo que realmente le asustaba.

Salió de la casa del árbol, sin la felicidad de antes pero con una mínima sonrisa escondida en su rostro. Ya que Jake no lo veía se sacó el gorro de oso de la cabeza, le daba un calor horrendo cuando traía el cabello mojado, hacía sol y se calzaba el gorro.  Sol. Se sintió desorbitado en un momento mientras corría a la cueva de la vampira. Una cosa tan simple que los separaría hasta el día de su muerte. Una mínima de sol podría matarla en toda su integridad… sintió que le corazón se le caía a los pies en cuanto la palabra “matarla” se instaló en su mente.  Negó frenéticamente con la cabeza. Él no dejaría que eso sucediera mientras viviera.

Llegó a la casa dentro de la cueva, jamás se había percatado de lo fría que se sentía aquella estancia. Una soledad embriagadora estaba impregnada en cada una de las paredes ¿Cómo podía una chica tan bonita, vivir en un lugar así?

Entró en la casa si llamar, eso lo hacía con regularidad. Jake había dejado de ir con él a aquella casa desde que un día, como comentario al azar le dijo que le gustaba pasar el rato con ella. Pero eso ya había sido desde hace años.  Finn, aunque inmaduro y gracioso ya era más alto que de cuando salía con la princesa Flama, la última novia que tuvo desde entonces.  Se notaba que no era un niño de 14 años, de hecho, su último cumpleaños había sido el 19, la reina vampira seguía aparentando 18 cuando en realidad tenía 1009 años, los cuales cumplía hoy.

-¿Marcy?-inquirió el chico con las manos dentro de los bolsillos. Subió por la trampilla de arriba y se encontró con que la vampira seguía en los brazos de Morfeo.  Volvió a sonreír irónico.- Marceline…- le llamó. La chica abrió los ojos de poco en poco, Finn se sentó a un lado de ella. La chica no despegaba la vista de los ojos azules del ya no tan niño.

- ¿Qué demonios haces aquí?-preguntó adormilada aún.

- ¿Tu qué crees?-respondió él sin quitarle un ojo de encima. Marceline bufó y cerró los ojos tapándose hasta la cabeza con las cobijas, renegando por lo bajo.- Vamos cumpleañera, no quieres pasar todo el día en cama- Finn sonrió en cuanto ella sentenció que sí en silencio- vale. Tú me has obligado.

Acto segundo comenzó a hacerle cosquillas por todo el abdomen. Ella solo se estremecía entre carcajadas por toda la cama exigiéndole que parara hasta que se detuvo lentamente.

-¿Estás loco?-dijo aun riendo- soy un vampiro, podría atacarte.

-Sé que no lo harás. Si quisieras ya lo hubieras hecho- dijo Finn sonriendo sentado a su lado. Marceline se sentó en la cama aún envuelta en las cobijas, su cabello, algo enredado caía sobre sus hombros como cascada negra y profunda. Finn se puso nervioso de nuevo, su corazón latió de repente muy rápido, como si fuese a explotar. Sus colmillos se asomaban ligeramente en los labios de la vampira y ésta se estiró de repente con fuerza y bostezando.

- Muchas gracias por estar aquí- dijo ella mirándole sonriente. Sus ojos rojos traspasaban la anatomía de aquel chico perplejo y algo ligeramente sonrojado- ¿Y porque no traes tu gorrito?- inquirió ella alborotándole la melena.

- Es que yo…

-No importa Finn, te ves mejor así. Bueno-dijo detonando un ligero color azul en sus mejillas- a mí me gusta más como te ves así- ambos quedaron en silencio. Aquella sensación de sensibilidad se instaló de nuevo en todo el cuerpo del rubio.

- Está bien- dijo sonriendo, tratando de ignorar su sexto sentido poco desarrollado de un solo día.

Los chicos bajaron de un salto y se encontraron en la sala de la chica. Entraron en la cocina comentando cosas triviales, Finn se sentó en la mesa del desayunador y Marceline se dirigió directamente al refrigerador.

- ¿Y cuántos cumples, quinceañera?- inquirió Finn jugando con una pelotita que estaba sobre la mesa.

- ¿Qué no lo sabes?

-Claro que lo sé, 1009, si no soy tonto.

-Ah, llevas la cuenta, eh…- dijo ella mirándolo con una sonrisa maliciosa.

- Bueno… es que yo…

-Tranquilo Finn, no estoy malentendiendo nada. Al fin y al cabo, eres un niño. Jamás insinuaría nada-dijo con una sonrisa algo fingida de oreja a oreja.

-Marcy-dijo Finn algo molesto acercándose a ella mientras rebuscaba entre las alacenas, nerviosa. Con honestidad, desde hace tiempo que quería hacerse a la idea de que Finn era un niño, que sería estúpido sentir algo por él pero no podía evitar coquetearle o inclusive murmurar cosas al aire. Según ella lo hacía por broma pero a decir verdad, Finn realmente le gustaba. No tenía idea desde cuándo, tal vez desde que dejo de parecer un chiquillo, pero era mejor enfocarse en otras cosas y no gastar su tiempo en cosas tan estúpidas como el amor. Aunque a decir verdad, el tiempo para ella no era nada- ambos bien sabemos que ya no soy un niño.

- Claro que lo eres-dijo ella aun con los nervios de punta- mírate, si serás realmente un chaval apenas creciendo- con los nudillos le dio un golpe en el hombro al chico que la miró extrañado.

-Marceline, ya te dije que no soy un niño; además, si alguien aquí es pequeña eres tú.

La vampira le miró encarando una ceja pero se dio cuenta a que se refería. De estatura ella era más baja aun cuando flotaba por encima de algunos centímetros del piso, inclusive sus rasgos eran de una chica de 18 cuando él ya tenía 19.

- No me importa lo que digas. Siempre seré mayor que tú y lo sabes, humano- Finn sabía que cuando ella le llamaba así era que había herido su orgullo y de alguna manera tenía que recuperarlo- eres mucho más pequeño. No sabes de la vida…

- Por favor, my lady- dijo Finn acercándose más a ella. Marceline volteó la mirada enfadada pero con un ligero gesto con su mano en la mejilla Finn hizo que le mirara de nuevo- sabes que ya no soy un niño.

La Reina Vampira sintió que no lo soportaría y su cara se tornó roja y aparentemente enfadada.

-Deja de burlarte de mí ¿Quieres?-dijo ella con expresión demoniaca, sin embargo, Finn estaba más que acostumbrado. Justo en el momento en el que Finn iba a argumentarse sonó su celular.

‘I know, you just wanna give your little girl the world, but daddy, I’m not just your little girl. I’ve…’      

-Disculpa…- dijo Finn contestando su celular. Marceline se sintió enrojecer al darse cuenta que SU canción era el RingTone de su amigo. Esperó a que colgara, comenzaba a pensar en alguna disculpa coherente cuando él chico le vio algo apenado- Marcy, era Jake. Ice King ha vuelto a llevarse a las princesas y bueno… sabes que tengo que hacer algo. Pero te prometo volver- dijo rápidamente.- Lo prometo.

La chica solo asintió sin poder formular una sola palabra. Finn se acercó, dejando que su sexto sentido lo guiara. La abrazó murmurando que le quería y que estaba alegre de que cumpliera un año más ahí, con él. Luego le beso le frente con cuidado, esperando algunos segundos manteniéndola entre sus brazos. Entonces salió corriendo dejando a la chica con el corazón en las manos pero con la mayor felicidad del mundo brotando por cada poro de su piel.

 


Horas más tardes, Finn volvió. 

Ya, que tenía esta historia y quería subirla, gracias a la pequeña Nesly por ayudarme :33 eres una hermosa :iconsnugplz: Espero les guste, a mi me gusta el Finceline 77 déjenme xD jajajaja ojala lo disfruten.
© 2013 - 2024 FionnaAisakaLee
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DarknessLion258's avatar
Clap Clap Clap Clap  lo admito, eso fue hermoso. Clap Clap Clap